Se acabaron las vacaciones

Casi hace un mes desde la última entrada que publiqué en el blog. Y desde entonces han sucedido muchas cosas. Lo primero, y el motivo de que haya estado apartado de este foro es que se terminaron mis vacaciones y, como me decía ayer una compañera, «tal y como están las cosas, no tenemos derecho a quejarnos de la enorme cantidad de trabajo que tenemos». Pues no, no me quejaré, pero expondré esto como causa y excusa de mi temporal ausencia.

Tantas cosas han pasado y tanto tiempo que, por ejemplo, me acabo de encontrar con una interface renovada del WordPress. ¡Menuda sorpresa! ¡Qué vintage que se me antoja!

En este mes, además de trabajar, he podido ponerme al día con mi alimentación; he comenzado a hacer, de manera regular, mis rutas de ejercicio; he conseguido bajar ya 5 kilos de peso, siguiendo las indicaciones, que no la dieta, de Entulínea (Weight Watchers España). Incluso he tenido tiempo de inventar, o recrear alguna que otra receta.

PesoSigo profundizando en mi búsqueda de maneras de cocinar saludables a la vez que sabrosas, en el convencimiento de que una comida más ligera es posible, sin renunciar al placer de comer. Ayer, sin ir más lejos, preparé para cenar una versión ligera del arroz a la cubana.

ARROZ A LA CUBANA LIGERO

Arroz a la cubana

Para el arroz blanco

  • 200 grs de arroz vaporizado
  • 300 grs de agua (siempre un 150% de agua respecto del arroz)
  • 1 pizca de sal
  • 1 diente de ajo
  • 1 rama de hierba-limón o citronela (la compro congelada en supemercados chinos)
  • 1 guindilla
  • 1 hoja de laurel
  • 1 cucharada de aceite OVE

Se hace un corte en el diento de ajo pelado por la mitad, sin llegar a partirlo en dos. Se pone el aceite en la olla superrápida. Se sofríe muy ligeramente el ajo y a continuación el arroz. Añadimos el agua, la sal y el laurel y movemos bien. Ponemos encima, sin mezclar, la guindilla y la citronela. Cerramos la olla con la tapa a presión y cuando alcance las dos rallas lo dejamos 4 minutos; apagamos el fuego y dejamos que baje sobre el calor, para que siga cocinándose.

Para la salsa de tomate

  • 1 lata grande de tomate triturado (imprescindible que sea de calidad «Extra», indicado en la etiqueta).
  • 1 pizca de sal
  • 1 punta de canela
  • 1 cucharada de aceite OVE
  • 1/2 cucharada de orégano seco
  • 1/4 cucharada de ajo en polvo

Colocamos sobre un bol un colador grande. Vertemos la lata de tomate en el colador y dejamos escurrir durante no menos de 15 minutos. Podemos presionar al final con una cuchara para eliminar más líquido de constitución. Este zumo de tomate no lo tiramos, porque podrá beberse o usarse para salsas. Mezclamos todos los ingredientes en un cacharro redondo, apto para el microondas, lo cubrimos con la tapa, o con otro cacharro que cierre bien al primero, lo cocemos en el microondas, a máximapotencia, durante 10 minutos.

Para el huevo poché

Colocamos sobre un vaso una lámina de film de cocina. Tras aceitarlos con una brocha o con aceite pulverizado, vertemos el huevo. Lo salpimentamos (es el momento adecuado para enriquecerlo con jamón a taquitos o cualquier otro ingrediente). Cerramos el plástico para formar un saquito sin aire, que cerramos con un hilo de cocina. Ponemos un cazo con agua al fuego y cuando comience a hervir ponemos dentro el saco de huevo que cueza durante 4 minutos cronometrados. Al llegar a este tiempo, lo sacamos y lo metemos en un bol con agua fría para detener la cocción.

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Ranking Fitbit 19/06/2013Además de las recetas, que no están mal, esta semana ha ocurrido algo que me ha llenado de orgullo. Al retomar mis sesiones de ejercicio, que no son más que caminar a ritmo ligero, no se vaya a pensar nadie, he vuelto a controlar la cantidad de mis pasos con el aparato de Fitbit. Y, oh sorpresa, en los ránkins de la semana pasada me coloqué durante 2 días consecutivos en la primera posición del mismo. Imaginad el orgullo y la motivación con que he vuelto a calzar las zapatillas para dar vueltas al hipódromo de Alicante (esto es solo un nombre, ya no hay caballos; aclaro por si las sonrisitas maliciosas).

A ver si puedo volver a la regularidad. Solo me falta que pase una semana y terminen unos compromisos laborales que me tienen muy MUY ocupado.

El mejor arroz, el de la madre

No cabe la menor duda de que ningún arroz podrá nunca superar a los que nos preparan nuestras madres. Sobre todo si, como es mi caso, uno es un patoso haciendo arroces. Aquí en Alicante, tierra orgullosamente arrocera, decimos que para prepararlo se tiene mano o no se tiene. Y yo no la tengo. Pero para suplir ese defecto tengo a mi madre.

Ahora resulta que ella se ha puesto a dieta; supongo que por eso del cambio de año y los nuevos propósitos. A ver cuánto le nos dura. Total que ayer cuando fui a comer con ella preparó una variante (y tan variante) de arroz a la cubana, que de cubana tenía solo el arroz y el nombre. Manifaseando entre ella y yo, al final el resultado fue el siguiente: arroz blanco sobre lecho de lechuga romana, aderezado con virutas templadas de jamón ibérico, tomate en brunoise y tomate salseado, rematado por copete de huevo poché. Casi nada, tanta cosa para solo 300 Kcal por ración.

Arroz blanco enriquecido

Eso sí, para compensar tanta saludabilidad, después me acerqué a un supermercado regentado por chinos y compré unas cuantas cochinadas totalmente innecesarias, pero que están muy ricas. Como dice el refrán, lo comido por lo servido. Aunque, estoy investigando acerca de la mantequilla de cacahuete porque veo en numerosos blogs americanos de temática similar a este que ellos la consumen muchísimo, y no parece importarles la cantidad de calorías que se gasta.

Compra en el supermercadochino

Después de estos excesos, hoy por la mañana me ha tocado redimirme. Para ello he dado un paseo de unos 45 minutos, con subida incluida al Instituto Jorge Juan. ¡Qué precioso se ve el mar desde ahí arriba, a pesar del frío que de repente nos ha llegado hoy!

Alicante desde el Instituto Jorge Juan

Que te quiero, curry

Especias

«La comida de dieta está sosa y es aburrida».

«No me gusta ponerme a régimen porque siempre comes lo mismo».

La de veces que habré oído e incluso dicho cosas parecidas a las anteriores. En mi caso, cuando lo decía, era por pereza, ignorancia o falta de imaginación. La comida de dieta no tiene por qué ser ni sosa ni repetitiva ni aburrida puesto que hay muchísimas herramientas para evitarlo; una de las más importantes es el uso de condimentos y especias, que nos darán ese puntito simpático que a los alimentos «saludables» a veces creemos que les falta.

Y por encima de todas las especias, brilla con luz propia el curry. Estos polvos, que no son una especia en sí misma sino la unión de diversas hierbas y condimentos, pueden hacer que una aburrida pechuga al vapor o a la plancha se conveirtan en una fiesta de color, aroma y sabores. Y lo mejor de todo, para el asunto que nos preocupa, es que no tienen ni una sola caloría.

Recetas de curry hay muchísimas. Existen variedades diferentes en diferentes regiones de los países asiáticos de donde es originaria, algunas de ellas con peculiaridades específicas (en algunos lugares más picante, en otros más dulce, en unos rojo, en otros verde, etc.) Hoy en día es muy fácil encontrar tarros de curry en polvo en las estanterías de las especias de cualquier supermercado de nuestro país, no siendo el nuestro el país europeo donde el curry es más popular. La marca de especias Carmencita, de Novelda, tiene un producto muy sabroso y muy fácil de usar, además de sencillo de encontrar.

Sin embargo, yo tengo el vicio de preferir las cosas que puedo hacer por mí mismo, aunque a la postre resulte más práctico comprarlo ya hecho. Es una cuestión de satisfacción personal. Así que en la cocina siempre tengo un frasco hermético con una mezcla de curry inventada por mí. No es ni mejor ni peor que otras; simplemente es una que hice un día, tuve la precaucion de anotar y además está rica:

  • 3 cucharadas de café de cúrcuma. Esta es la base; a partir de aquí, el resto de ingrediente van en proporción.
  • 1 punta de cuchillo de clavo en polvo
  • 2 puntas de alholva o fenogreco
  • 3 puntas de canela
  • 1 punta de pimentón picante no ahumado (omitir si no queremos que sea picante, o cambiarlo por pimentón dulce)
  • 1 punta de pimienta blanca
  • 1 punta pequeña de jengibre en polvo (opcional)
  • 1 punta pequeña de comino en polvo

Todas estas especias deberían ser fáciles de encontrar en herbolarios o tiendas de dietética. Algunas, incluso en tiendas de productos sudamericanos o asiáticos.

Para usarlo, lo que hago es desleír una cucharada de café del curry en polvo en un vaso de leche (semidesnatada si se está a dieta) o de agua. Este líquido amarillo lo vierto en la sartén o cazuela donde he cocinado previamente los ingredientes del plato y lo mezclo bien con ellos. Luego simplemente lo caliento o lo dejo unos minutos s fuego suave para que reduzca y espese un poco.

Una pechuga de pollo cortada en dados, sofrito con una cucharada de aceite y media cebolla picada, y con el sabor del curry es un plato único perfecto. Quizá junto con unas judías hervidas, unos tallos de brécol, o una taza de arroz hervido (al microondas, en 5 minutos, con el doble de agua que de arroz.)

Ole y olé

Hoy como en casa de mi madre. Y es que es una artista. ¡Vaya pedazo de arroz al horno que me ha hecho! Con su patata y su tomate a rodajas, con su morcilla de cebolla y su blanquito, con sus garbanzos… por supuesto, hecho con caldo y mollas de un cocido.


No sé hasta qué punto esto ayudará en una dieta. Pero también es importante tener contenta el alma.